Felicidad a Medida: Un Sastre Emocional para Nuestro Armario del Corazón | Reflexión
¡Amigos de la tristeza, hablemos sobre ese peculiar y eterno desafío de adaptarnos a la felicidad cuando nos hemos acostumbrado a la tristeza!
Queridos y estimados habitantes del reino de la melancolía, la felicidad a veces parece una talla única que nos queda enormemente grande. ¿Quién no ha sentido esa sensación de tener un armario repleto de alegría que simplemente no encaja con nuestro estilo? Para nosotros, que hemos sido leales portadores de la tristeza durante años, el cambio hacia la felicidad puede parecer un intento audaz de usar un abrigo demasiado holgado en pleno verano.
Pero no desesperemos, camaradas de la melancolía. Aunque en el pasado hayamos habitado en las profundidades de un lago de nostalgia, siempre hay una salida, un modista para ajustar esa felicidad descomunal a nuestras medidas emocionales. Necesitamos a ese sastre de emociones, alguien con la paciencia divina de un sastre italiano y la sabiduría afectiva de un filósofo zen.
Porque sí, admitámoslo, la felicidad tiene esa astucia de no adaptarse fácilmente a nuestros corazones acostumbrados a la pena. Es como si nos dieran una casa nueva cuando hemos vivido tanto tiempo en un apartamento lúgubre. ¿Cómo podemos acostumbrarnos a ese espacio luminoso y aireado cuando estamos tan acostumbrados a las sombras reconfortantes de la melancolía?
Sin embargo, no se trata solo de cambiar la ropa emocional, sino de encontrar a alguien que entienda que necesitamos adaptaciones sutiles, pequeños retoques aquí y allá para abrazar esa felicidad sin sentirnos disfrazados o fuera de lugar. Precisamos un amor a medida, un socio emocional que sea capaz de ajustar los botones de la felicidad a nuestro ritmo y estilo.
Quizás, al final del día, la tristeza y la felicidad no sean opuestas, sino compañeras de viaje en esta loca aventura llamada vida. Aceptar la felicidad no significa abandonar la tristeza, sino encontrar un equilibrio, como llevar un par de zapatos cómodos pero estilosos que nos permitan caminar entre los días luminosos y los oscuros con una sonrisa sincera.
En resumen, queridos amigos de la tristeza, no es que no merezcamos la felicidad, sino que a veces necesitamos un sastre emocional que nos ayude a adaptarla a nuestra talla única de sentimientos. Así que, ¡busquemos a ese amor a medida y hagamos que la felicidad se ajuste perfectamente a nuestro ser!
Recuerden, siempre hay espacio para la felicidad, incluso en los armarios más repletos de tristeza. ¡Ajustémonos, abracemos la felicidad y sigamos adelante en este divertido baile de emociones!
Autor: Max Adame
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Temas: Felicidad, melancolía, tristeza, un amor a medida, un socio emocional
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