Mucho más difícil que el aislamiento, está siendo el pensar en estrategias para modificar comportamientos y hábitos que no solo es que tengamos totalmente mecanizados, si no que nunca nos habíamos planteado modificar.

Esperamos que esté cerca el día en que todos seamos conscientes de que debemos salir a la calle para lo estrictamente necesario, y lo que es estrictamente necesario en este momento, es algo tan básico como comer y mantener niveles de higiene adecuados.

Estos días somos muchos los que pensamos que los mayores focos de infección y contagio se están concentrando en los supermercados, por la falta de protocolos de prevención, por la histeria colectiva y porque son los únicos establecimientos que quedarán abiertos cuando la situación se haga límite.

¿Qué deberíamos tener en cuenta a la hora de hacer la compra de la manera más prudente posible?

La experta en seguridad sanitaria Gemma del Caño ha proporcionado una serie de sencillas directrices que todos podemos (y debemos) llevar a cabo por nuestra seguridad personal y por la de los demás.

Lo primero que destaca es que nos enfrentamos a un virus respiratorio y no estomacal es decir, el riesgo está en el contacto con alimentos de personas contagiadas, en la transmisión por contacto y no por ingesta. Para nuestra tranquilidad, la EFSA señala que no se han registrado contagios debidos a alimentos.

1. Hagamos una lista de la compra que suponga llevarnos, estrictamente, lo que necesitemos y conlleve realizar la compra en el menor tiempo posible.

2. Debemos ir solos, cuando descubramos cual es la hora de menos afluencia y respetar siempre el metro y medio de distancia con todos los que nos encontremos.

3. Realicemos la compra si no tenemos ninguno de los sítomas que podrían suponer estar infectado por el COVID-19. Recordemos, fiebre, tos, malestar general, debilidad o dolor de garganta.

4. Llevar tus propias bolsas es mucho mejor que usar carros o cestas.

5. No tocar alimentos frescos, verduras, o frutas sin guantes. No tocarse la cara hasta que no lleguemos a casa y nos hayamos lavado las manos. No hablar encima de los alimentos y si nos dan ganas de toser o estornudar, siempre en el antebrazo.

6. Nada de chuparnos el dedo para abrir la bolsa o el guante. Debemos tomarnos nuestro tiempo y abrirlo con paciencia.

7. En cuanto a lo que debemos comprar, por un lado, elegir los frescos que aguanten más, como naranjas, manzanas, peras, tomates o zanahorias y, por otro, consumir primero lo que dure menos, como acelgas o espinacas. Los frutos secos, las legumbres, los huevos, la verdura, el pescado o el pollo son buenas alternativas a los ultraprocesados.

8. A la hora de pagar, respetamos las distancias, seguimos sin tocarnos la cara y realizamos el pago mucho mejor con tarjeta de crédito evitando el dinero. Si podemos pagar con el móvil, incluso, evitaremos el datáfono.

Cuando ya estemos en casa:

1. Lo primero que haremos es lavarnos las manos, depositar las cosas en una superficie desinfectada con agua y lejía y lavar las bolsas que hemos utilizado a 60 grados.

2. Si vamos a congelar alimentos, lo hacemos de la forma más plana posible, favorecemos que se congelen y se descongelen, antes y de forma más uniforme.

3. A la hora de lavar frutas y verduras, bajo un chorro de agua y si lo considermos, con líquido desinfectante alimentario; la última barrera de seguridad será el correcto cocinado.

4. En el caso de productos que no se van a cocinar, lo más importante es que nuestras manos y superficies estén limpias antes y después de manipularlo y que en ningún caso esté expuesto en la encimera o en el frutero sin tapar.

Fuente: @culturainquieta.com